martes, 4 de mayo de 2010

La huelga anunciada. Problemas en el ente

El estilo no convence. Cumplidos los cien días de gracia habituales tras ocupar por primera vez el cargo, Alberto Oliart, el nuevo presidente del ente Corporación Radio-Televisión Española (CRTVE) está muy lejos de imponer el mismo grado de consenso y paz que facilitó en el Congreso de los Diputados su nombramiento tras un fácil acuerdo entre las dos principales fuerzas políticas: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE y en el Gobierno) y el Partido popular (PP, principal en la oposición).

De 81 años cumplidos, en el Gobierno de Adolfo Suárez y tras las elecciones generales de 1977 –las primeras tras 41 años de dictadura franquista- Oliart ocupó la titularidad de los ministerios de Industria y Energía y Sanidad. Con Leopoldo Calvo Sotelo como presidente, fue responsable de la cartera de Defensa desde donde hizo frente al frustrado intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Las críticas y señalamientos por no haber contenido al grupo de militares inconformes no le impidieron mantenerse en el cargo durante la primera gestión de Felipe González.

Durante veintisiete años Oliart estuvo retirado de la política y vida pública hasta que el 11 de noviembre de 2009, PP y PSOE por sorpresa acordaron que sustituiría a Luis Fernández al frente de CRTVE y se haría cargo del proceso de adaptación que la corporación experimenta gracias al nuevo modelo de financiamiento que rige desde el pasado primero de enero: una televisión pública sin publicidad.

Aunque Alberto Oliart es reconocido en los círculos de la política nacional como una persona de consenso y figura importante de la transición a la democracia, lo cierto es que sus primeros gestos y medidas han provocado malestar en varios consejeros de CRTVE, recelo en el equipo que le heredó Luis Fernández y temor en los sindicatos. El desagrado se ha extendido en la cadena pública al grado de que está convocada una huelga general de veinticuatro horas. El dato significativo es que la exigencia de movilizarse partió de los propios trabajadores y no de sus representantes. El jueves 28 de enero pasado, los pasillos de “El Pirulí” –tal y como se le conoce a la sede principal de CRTVE- fueron escenario de una inusual pitada y cacerolada contra la política que está llevando a cabo la dirección de “contratación externa de productoras privadas que están haciendo las retransmisiones y los programas mientras los técnicos, cámaras y redactores de Televisión Española están sin hacer nada”, según denunció Teo Altieri, presidente del Comité General Intercentros, máximo órgano de representación de los trabajadores.

Los sindicatos aseguran que con la contratación de productoras externas se está despilfarrando dinero público mientras que en CRTVE hay “trabajadores de brazos cruzados”. Exigen a la dirección que “revise si es necesario alquilar enlaces, unidades terrenas (equipos de transmisión en directo vía satélite), montadores, iluminadores o reporteros de fuera de la casa si el mismo trabajo se puede hacer dentro”. Por ejemplo: en una carta enviada en diciembre pasado a la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, una sección sindical del corporativo mostraba su malestar porque, “por primera vez en la historia”, los medios técnicos para la grabación del tradicional mensaje navideño del Rey fueran ajenos a CRTVE. Para esa ocasión, la televisión pública quería producir la señal en alta definición. El realizador solicitó una unidad dotada con esa tecnología. Y aunque en ente público tiene un equipo de grandes dimensiones que suele utilizar en las transmisiones de partidos de fútbol de la “Champions League”, finalmente y por causas desconocidas se alquiló una unidad pequeña con un costo de seis mil euros (unos 106.000 pesos).

Presupuesto a detalle

El calendario de movilizaciones y paros se configuró desde el 21 de enero tras la celebración de una asamblea general extraordinaria promovida por los Comités de Empresa de Radio Nacional de España (RNE), Televisión Española (TVE) y Corporación Radio-Televisión Española (CRTVE) en “defensa de la producción propia y contra la externalización”. Los más de ochocientos trabajadores que acudieron a la reunión manifestaron su inconformidad por la situación actual que atraviesa el ente público y, mediante un comunicado de prensa, exigieron que “volviera a ser lo que era: una fábrica llena de ilusión, de trabajo, y de alegría”. Denunciaron que “directivos externos” están quitando “el trabajo a los empleados de la corporación para dárselo a amigos de empresas de fuera.” De acuerdo con sus cuentas, en CRTVE hay 110 directivos externos, unas 53 productoras trabajan para TVE y más del setenta por ciento de la producción de programas de RNE es externa y se realiza a través de contratos mercantiles. Los empleados también han recordado que se están aplicando mal las tasas al contabilizar el coste de la producción propia, que realmente sale mucho más barata que lo que dice el sistema contable.

Los trabajadores exigen un plan de producción propia, un estudio de los niveles reales de ocupación de los recursos propios y el pleno empleo en la corporación. Insisten en que quieren hacer lo que saben: trabajar y hacer programas de radio y televisión. Además y para cuantificar posibles ahorros, exigen saber a detalle cómo se distribuye el presupuesto destinado al área de servicios externos y que representa unos trescientos millones de euros al año (unos 5,302 millones de pesos). Esa partida corresponde, que incluye gastos de teléfono y luz, es un tercio del presupuesto total del ente público. El otro tercio corresponde a gastos de personal y el restante a la compra de contenidos.

El 4 de febrero pasado, representantes sindicales y directivos de RTVE se reunieron para negociar el acuerdo de convenio de los trabajadores. En el encuentro, los responsables del ente se negaron a tratar el tema de la externalización de programas y servicios. Los sindicatos se levantaron de la mesa de negociaciones no sin antes comunicar su calendario de protestas: paros parciales a partir del 17 de febrero, manifestación nacional el 20 y una huelga general de veinticuatro horas el 3 de marzo. Los espacios más afectados serán los informativos y varios programas emblema que son realizados por productoras externas.
Altieri declaró que “no es hora de discutir una subida salarial ni unas condiciones laborales mejores o peores, lo que estamos pidiendo con la movilización es el pleno empleo, la producción propia y la reducción de directivos”. Tras el preaviso de huelga se puso en funcionamiento un “comité de huelga” que tratará de negociar con la corporación para conseguir que se reduzca el gasto en producción externa.

Oliart, su estilo

Los contactos se multiplicaron entre las partes y los representantes aseguraron que había disposición para negociar y llegar a acuerdos. Pero, las maneras de Oliart irrumpieron de nueva cuenta. En la reunión extraordinaria del consejo de administración de CRTVE celebrada por sorpresa el 10 de febrero –varios consejeros aseguraron que se enteraron un día después por la prensa-, los asistentes analizaban dos asuntos importantes para el ente: la convocatoria a huelga y una auditoria a la gestión del último director comercial. Justo cuando un consejero-representante del partido nacionalista catalán Convergencia i Unió (CiU) pide la palabra, ante el asombro de los presentes Oliart se levanta y se marcha sin darle opción a decir nada. La razón: una cita con el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho. Originalmente, de acuerdo con la convocatoria, la sesión extraordinaria del consejo debería celebrarse ese miércoles por la mañana. Oliart la cambió por la tarde porque tenía una reunión. Sin embargo, y tras este cambio de horario salió de forma precipitada porque lo esperaba el ministro.

Una fuente del consejo de administración que pidió mantener el anonimato, aseguró al periódico El Mundo que “no nos gusta nada la manera de gestionar del presidente” porque “no hay fechas de los consejos, los convoca tarde, cuando quiere y, encima, se levanta y se va en mitad de una reunión”. En su lluvia de quejas dijo que “se limita a presentar sus informes cuando en RTVE están ocurriendo cosas muy importantes y no se tratan”. Esa circunstancia, dijo, provoca una sensación generalizada: “Está creando muy mal ambiente”.
Antes de abandonar la reunión, el presidente de CRTVE aseguró que no veía “razones objetivas” para que estallara la huelga en el ente y dijo que aunque no ponía en duda los argumentos de sindicatos, “no me aclaran nada” sobre las múltiples acusaciones que han dirigido a su gestión. El presidente de la televisión y radio públicas españolas advirtió que no tolerará comportamientos de “trabajadores exaltados” que han propuesto invadir estudios y cabinas para impedir la transmisión de programas. “Las protestas, si las hay, deben ser formales, dentro de la legalidad”, reclamó

El inminente calendario de protestas en RTVE llevó al Gobierno socialista a aprobar, en el Consejo de Ministros del 12 de febrero, un Real Decreto por el que se establecen las normas para garantizar los servicios mínimos esenciales en CRTVE y en las sociedades TVE y RNE. De acuerdo con el documento, es necesaria la “adopción de medidas procedentes para asegurar el mantenimiento del servicio público esencial de la televisión y la radio de titularidad estatal” para que queden “salvaguardados”, al mismo tiempo, el interés general de la comunidad y el derecho fundamental de huelga de los trabajadores.

El Real Decreto establece que el ejercicio del derecho de huelga por el personal de las sociedades de la CRTVE se realizará “sin perjuicio del mantenimiento de los servicios esenciales en cada uno de los centros, en jornada normal”. En las jornadas de protesta, dice el documento, se debe garantizar la producción y emisión en TVE, RNE y en medios interactivos de los programas informativos, limitándose a la inclusión de noticias o informaciones que sean de actualidad y tengan la inmediatez necesaria para garantizar el derecho a la información de los ciudadanos.

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