miércoles, 27 de octubre de 2010

TDT a la española: problemas técnicos y programación pobre

Madrid.- Cuatro meses han sido suficientes para que afloren importantes deficiencias en el proceso de implantación de la Televisión Digital Terrestre (TDT) en España, el primero de los grandes países europeos en experimentar el “apagón analógico” televisivo. Las quejas se multiplican porque los usuarios se enfrentan a una mala planificación, a la acumulación de avances tecnológicos, a incómodos ajustes de antenas y a graves carencias en calidad y variedad de programación. La transición, que incluyó tres fases, comenzó el 23 de julio de 2007 y concluyó a principios de mayo de 2010. Datos del organismo responsable (Impulsa TDT) aseguran que las zonas con cobertura de TDT actualmente alcanzan al 98,57 por ciento de la población española (poco mas de 46 millones de personas). El resto, dice, vive en áreas con dificultades orográficas, consideradas “zonas de sombra”, que paulatinamente están siendo cubiertas a través de un sistema satelital. La fuente señala que la transición costó más de 288 millones de euros (unos 4.808 millones de pesos). El resultado eventual es que los espectadores tienen ahora una oferta de 31 canales considerados “nacionales”, a los que se le suman los autonómicos (diecisiete comunidades autónomas más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla) y provinciales (49 provincias insulares y peninsulares). Revistas y asociaciones especializadas hablan que la “tarta digital” podría dividirse hasta en 1.164 canales.

Desde finales de 2006, el Gobierno impulsó una gran campaña de comunicación destinada a que los consumidores conocieran los “tres pasos” necesarios para recibir la TDT: comprobar si se encuentra en zona de cobertura, adaptar la instalación de antena colectiva o individual en los hogares y adquirir un sintonizador digital terrestre o un aparato de televisión que ya lo tuviera incorporado. Asociaciones de consumidores calcularon que cada familia se gastó una media de veinte euros (334 pesos) para recibir la señal que las autoridades difundieron como “la del futuro” porque mejora la imagen y el sonido, permite un incremento significativo de canales con calidad e incorpora servicios interactivos que otorgan a los espectadores la capacidad de constituirse como un elemento activo dentro del mundo audiovisual. En la presentación del “Informe final 2010”, Francisco Ros, secretario de Estado de Telecomunicaciones, subrayó que la TDT “ha salvado los efectos de la crisis económica en muchos entornos”. “Se han involucrado más de diez mil empresas, se han generado cuarenta mil empleos directos y se han movilizado más de 120.000 millones de euros”. De los 228 millones de euros que costó la transición, 220 fueron destinados a las comunidades autonómicas mediante créditos blandos (160 millones) o subvenciones directas (sesenta millones). Además, las autoridades repartieron más de 130.000 decodificadores para personas en “riesgo de exclusión social” o con alguna discapacidad -mayores de 65 años con dependencia reconocida y mayores de ochenta que vivan solas y tengan discapacidad sensorial-.

En un análisis para Zócalo, el presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), Alejandro Perales, señala que, en “términos muy generales”, la parte técnica de la transición analógica a la digital “se ha hecho muy bien” porque España, al igual que el Reino Unido, comenzó experimentando con un modelo de pago que finalmente fracasó porque no despertó el interés de los usuarios “acostumbrados a ver televisión gratis”. Explica que el Gobierno condujo la sustitución de todos los repetidores dando prioridad al “modelo digital terrestre” y “dejando de lado” la opción satelital. Una combinación, destaca, podría haber reducido “algunos gastos imprevistos” porque se eliminarían algunas “zonas de sombra” que comenzaron a brotar no sólo en el medio rural de difícil acceso, sino en las grandes áreas urbanas donde edificios o montañas obstaculizan el paso de la señal.

En verano pasado, los problemas de recepción de señal se trasladaron a las zonas costeras. El “efecto espejo” o fanding, según los técnicos, está causado por la combinación de humedad, mar y calor que debilita las emisiones radioeléctricas. En los tiempos analógicos, el fenómeno enturbiaba la imagen, la debilitaba y se recibía con niebla. Con la TDT, una señal débil deja directamente una pantalla en negro porque es tecnología que exige una mínima calidad de recepción para todo tipo de canales: públicos o privados. El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio tomó medidas de emergencia habilitando frecuencias adicionales en las zonas que sufrieron interferencias. Los usuarios también tuvieron que actuar si querían recibir la señal de televisión: volver a sintonizar los descodificadores. Y es que, afirma Perales : “La señal de la televisión digital es más débil que la analógica cuya imagen la puedes ver bien o mal. La podías recibir con `fantasmas´, niebla, con rayas... pero, la digital no la ves simplemente. Por eso hay la polémica de hasta qué punto hubiera sido mejor potenciar el satélite para compensar y evitar problemas.”

En un primer análisis tras el “apagón analógico”, la AUC advertía en marzo pasado que la transición digital “dista mucho de estar acabada” y ponía énfasis en que los usuarios tuvieron que hacer un desembolso importante en un equipamiento que pronto puede quedar obsoleto. El texto destacaba la “clara infrautilización” de las posibilidades tecnológicas de la TDT que abarca desde la falta de información sobre títulos o sinopsis de los espacios hasta la inexistencia del sonido multicanal pasando por la desincronización del subtitulado, el pixelado de imágenes o entrecortamiento del sonido.

La AUC también resaltó que por falta de previsión, los usuarios están destinados a gastar más. En España no se tomó en cuenta la acumulación de cambios tecnológicos que se producían al mismo tiempo que se implantaba la TDT: la televisión de alta definición y la de tres dimensiones. La consecuencia es que, a medio plazo, los actuales televisores que han adquirido millones de ciudadanos no servirán adecuadamente para recibir toda la oferta y posibilidades de la señal digital terrestre. En la entrevista con Zócalo, Alejandro Perales, explica que, de alguna manera, se “engañó a la gente” porque las autoridades no regularon o llegaron a un acuerdo con la industria para que el mercado español estuviera inundado exclusivamente por televisores preparados para la TDT, con alta definición y en tres dimensiones. En cambio, dice, la venta de aparatos analógicos siguió hasta casi el último minuto antes del “apagón analógico”.“La gente ha tenido que gastar dinero en resintonizar sus antenas. Comunidades de propietarios tuvieron que pagar a antenistas para modifiquen la amplificación de antena y pongan cajetines nuevos. Luego tuvieron que comprar un televisor o un decodificador para el aparato analógico. Mucho gasto”, resumió.

Programación pobre

Otros compromisos que no se están cumpliendo, afirma la AUC en su análisis, tienen que ver con la existencia de una oferta televisiva atractiva y con contenidos de calidad. Muchas de las cadenas nacionales y locales se están limitando a la redifusión de programas y a la emisión de contenidos de relleno. Abundan, además, programas de teleconcursos y esoterismo. Perales lo subraya: “Los resultados tampoco han sido buenos en lo que respecta a la oferta de contenidos” y al compromiso contraído de ofrecer una programación atractiva y con contenidos de calidad. Prácticamente, precisa, las cadenas nacionales siguen dominando la oferta TDT porque ocupan todo el espectro que se les concedió multiplicando sus canales para lograr el “multiplex” y generando necesidad de contenidos. Recuerda: “Cuando el Gobierno les otorgó la concesión, esas cadenas se comprometieron a hacer contenidos atractivos. En la practica, lo que hacen es cubrir con contenidos de fogueo, baratos, varias horas. Entonces, nos encontramos con que hay muchos canales con una oferta redundante, repetida, en la que el canal principal marca la pauta de la parrilla y los demás van reprogramando y redifundiendo sus contenidos. Tenemos un panorama bastante pobre. Mucha oferta, muy pobre.”

En su análisis, la AUC detectó un “aumento importante” de programas “telebasura” que transmiten durante todo el día, decenas de canales de teletienda y señales de emisoras de radio que lograron una concesión y que únicamente han puesto una cámara en la pecera para retransmitir por televisión sus programas. Es la radio visualizada. En el otro extremo, la asociación explica que las cadenas están logrado tímidamente tematizar sus canales para dirigirlos a un público objetivo (infantil, series, deportes) visto como “potenciales consumidores” de productos relacionados con los programas que transmiten.

A los problemas técnicos y de programación, la TDT arrastra otra polémica centrada en los grupos mediáticos beneficiados de las concesiones de señal otorgadas por los gobiernos autonómicos y locales. Los dos principales partidos políticos (el derechista Partido Popular y el Socialista Obrero Español) se acusan de dejar de lado consideraciones de calidad para seguir criterios ideológicos al momento de autorizar la aparición de nuevos canales. El objetivo, de uno y otro lado, dice la AUC, es aplicar un modelo de control y manipulación televisiva que sale a relucir en los programas de análisis y debate cuya única intención es atacar y desacreditar a los considerados “enemigos políticos”. Los efectos, insiste de nueva cuenta en su análisis, es una parrilla televisiva “pobre y claramente de relleno”.

Para Alejandro Perales, la situación de la TDT en España tendrá que cambiar a mediano plazo para comenzar a dar paso a una oferta de calidad que tendrá como base un modelo simple de negocio que perfectamente encaja en la señal digital terrestre: la venta a través de la televisión que, a partir de canales temáticos, se convertirá en un “escaparate” de productos que aparecen o son protagonistas de programas.

Televisión e internet

A mediados de agosto, un grupo de expertos coincidió en el Foro 50+4 de tendencias televisivas. El catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Complutense de Madrid, Enrique Bustamante, señaló que la llegada de la TDT a los hogares españoles no ha provocado un cambio importante, a excepción del técnico: los nuevos canales son más de lo mismo, no ofrecen diversidad. Son generalistas y utilizados para la redifusión de los contenidos del canal principal del grupo. Bajo esas características, opinó que será muy complicado que se obtengan o aumenten ingresos por publicidad porque la fragmentación y los nichos creados no resultan atractivos para la industria. En su opinión, el camino a seguir en el sector es la fusión de la televisión con internet. “Llevamos años hablando del cambio de paradigma, del usuario como centro de la programación. Él decide qué, dónde y cuándo ve los contenidos. Por eso es necesario que la industria ofrezca una verdadera usabilidad en sus emisiones concediéndole al consumidor una verdadera televisión a la carta. La vía más fácil para conseguirlo es internet”.

El cambio de modelo televisivo español a propósito de la TDT también fue planteado por Eduardo García Matilla, presidente de Corporación Multimedia, empresa dedicada a la producción, investigación y desarrollo de contenidos audiovisuales. En una entrevista con el periódico El Mundo, señaló que “el sector vive una crisis que no es coyuntural sino estructural que obliga a cambios”. Básicamente, destaca, deberá ser un modelo que deje a un lado prácticas aberrantes de programas donde no se apuesta por la “rentabilidad social” sino por repetir lo mismo y con peor calidad. Un dato es revelador para él: en los últimos meses, el 76 por ciento de los programas de televisión que se estrenan en España fracasan. Lo anterior lo atribuye a que “ha muerto aquella idea de ver la televisión en familia”. La respuesta, considera, pasa por una mayor “fragmentación de los contenidos y de la audiencia, sin olvidar internet”.

En su último número, la revista Telos, de la Fundación Telefónica, negaba que internet estuviera destinado a acabar con la oferta televisiva, gratis o de pago. Una encuesta de consumo televisivo daba cuenta que el treinta por ciento de la población europea ve la televisión a través de la red, con una media de cuatro horas diarias. La consultora Havas Digital estima que un tercio de los consumidores españoles ven diariamente online en su computadora vídeos cortos producidos por cadenas de televisión. La tendencia apunta a que la interacción y la conexión a internet será lo que que determinarán la televisión del futuro.